Las
moléculas polares neutras se atraen cuando el extremo positivo de una de ellas está
cerca del extremo negativo de otra.
En los
líquidos, las moléculas polares están en libertad de moverse unas respecto a
otras, a veces están en orientaciones que son atractivas y a veces en
orientaciones repulsivas. Dos moléculas que se atraen pasan más tiempo cerca
una de otra que dos que se repelen, por lo que el efecto global es una atracción
neta. Si examinamos diversos líquidos, observaremos que para moléculas con masas y tamaños aproximadamente iguales, la
intensidad de las atracciones intermoleculares aumenta al incrementarse la
polaridad para que operen fuerzas dipolo-dipolo, las moléculas deben
poder juntarse en la orientación correcta. Por tanto, en el caso de moléculas
con polaridad parecida, las que tienen menor volumen molecular generalmente
experimentan fuerzas de atracción dipolo-dipolo más intensas.
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