El
primero en proponer un origen para esta atracción fue el físico
alemán-estadounidense Fritz London en 1930. London reconoció que el movimiento de
los electrones en un átomo o molécula puede crear un momento dipolar instantáneo.
Dado
que los electrones se repelen, los movimientos de los electrones de un átomo influyen
en los movimientos de los electrones de los vecinos cercanos. Así, el dipolo temporal
de un átomo puede inducir un dipolo similar en un átomo adyacente y hacer que
los átomos se atraigan de manera atractiva se denomina fuerza de dispersión
de London (o simplemente fuerza de dispersión) y, al igual que las fuerzas
dipolo-dipolo, sólo es significativa cuando las moléculas están muy cercanas
unas a otras.
La
facilidad con que la distribución de carga de una molécula puede distorsionarse por la
acción de un campo eléctrico externo es su polarizabilidad. Podemos ver la
polarizabilidad de una molécula como una medida de la “maleabilidad” de su
nube de
electrones; cuanto mayor es la polarizabilidad de una molécula, más fácilmente puede
distorsionarse su nube de electrones para crear un dipolo momentáneo.
Por
tanto, las moléculas más polarizables tienen fuerzas de dispersión de London
más
intensas. En general, las moléculas más grandes tienden a tener una
polarizabilidad mayor porque tienen un mayor número de electrones y los
electrones están más lejos del núcleo. Por tanto, la intensidad de las fuerzas
de dispersión de London tiende a aumentar al incrementarse el tamaño molecular.
Dado que el tamaño y la masa moleculares suelen ir en paralelo, la intensidad de las fuerzas de dispersión
tiende a aumentar al incrementarse el peso molecular.
La
forma de las moléculas también influye en la magnitud de las fuerzas de dispersión.
Las
fuerzas de dispersión operan entre todas las moléculas, sean
polares o no polares.
Las
moléculas polares experimentan atracciones dipolo-dipolo, pero también experimentan
fuerzas de dispersión al mismo tiempo. De hecho, las fuerzas de dispersión entre
las moléculas polares suelen contribuir más a las atracciones intermoleculares que
las fuerzas dipolo-dipolo.
Al
comparar las intensidades relativas de las atracciones intermoleculares,
resultan útiles las generalizaciones siguientes:
11 Si las moléculas tienen forma y peso
molecular comparables, las fuerzas de dispersión son aproximadamente iguales.
En este caso, las diferencias en las magnitudes de las fuerzas de atracción se
deben a diferencias en las intensidades de las atracciones dipolo-dipolo, y las
moléculas más polares tienen las atracciones más fuertes.
22 Si las moléculas difieren ampliamente en su
peso molecular, las fuerzas de dispersión suelen ser las decisivas. En este
caso, las diferencias en las magnitudes de las fuerzas de atracción casi
siempre pueden asociarse a diferencias en los pesos moleculares, y la molécula
con mayor masa tiene las atracciones más fuertes.
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